Rememoramos al poeta y su obra a cien años de su primera publicación en 1920

GUSTAVO ALVIAL, seudónimo de Luis Antonio Rojas Olivares (Antofagasta, 1895 - Santiago, 1977).
De profesión Contador Auditor, se desempeñó como tal en el norte del país. Cultivó el espíritu con valiosas lecturas de escritores clásicos y contemporáneos, llegando a conformar una nutrida biblioteca personal.
Años después, se trasladó con su esposa, Thala Cortés Álvarez a Santiago, fijando su domicilio en la comuna de Quinta Normal.
Gustavo Alvial escribió textos poéticos que dio a conocer en obras publicadas mayormente en su ciudad de origen:
1920: Las voces en la sombra (Antofagasta, Imprenta Chile)
1925: Sinfonía de los jardines (Antofagasta, Imprenta Barcelona)
1926: Olalaí y sus películas (Antofagasta, Imprenta Barcelona)
1931: Puerto del norte (inédito)
Numerosos críticos literarios de la época se refirieron favorablemente a sus escritos, en algunos de dichos comentarios están a nuestro alcance y los damos a conocer en este blog. LES INVITAMOS A CONOCER Y PROFUNDIZAR EN LA VIDA Y CREACIÓN LITERARIA DE GUSTAVO ALVIAL, UN POETA DEL SIGLO XX.
Estimados lectores, pueden escribir comentarios al final de cada publicación. Además, escribir a los correos poetagustavoalvial@gmail.com
o también
luis.gavilanrojas@gmail.com
Teléfono whatsApp +569 64987060
Muchas gracias. Familiares de Luis Rojas Olivares.

martes, 31 de enero de 2023

OLALAÍ Y SUS PELÍCULAS. Por Gustavo Alvial (1926) Transcripción textual... después de pasar un siglo.




OLALAÍ Y SUS PELÍCULAS
Por GUSTAVO ALVIAL

Liminar de SANTIAGO DE LA ROSA
Cubierta de ZAIDE

Antofagasta, Imprenta Barcelona, 1926.


Inscripción N° 1520.
Es propiedad del autor.



Gustavo Alvial es un absurdo......



Sí. Gustavo Alvial representa un absurdo en este pueblo del norte. El doble absurdo del hombre que hace versos y hace libros.
Los absurdos de Alvial son, por otra parte, los del hombre que se da tiempo para cultivar su heredad espiritual aquí donde falta tiempo para aburrirse sin hacer nada.
Porque este es el efecto inmediato de lo que en el Norte se llama la vida dinámica, que tanto asombra a los del sur. Aquí la gente sabe aprovechar su tiempo en afanes esencialmente prácticos, pero, cuando tiene un saldo de horas desocupadas, no haya qué hacerse con ellas. Entonces va a las carreras de caballos, donde sabe que por uno u otro modo se le estafará, va a tomar "tragos" y a meter bostezos en un cacho, o se refugia en un cine, ese espectáculo aplanador de toda iniciativa individual, porque llena con la acción y el pensamiento de los demás.
Pero nadie tiene el heroísmo de soportar la tranquilidad de su hogar propio, coger un libro o unas cuartillas y hacer labor intelectual.


Nadie, decimos, porque los muy escasos espíritus que en eso se preocupan, no dan ningún porcentaje sobre las sesenta mil almas que en esta ciudad se agitan. 
Por eso es que parece un atentado al sentido común que, de repente, aparezca un libro salido de las imprentas locales y, todavía, un libro de versos.
Y, en efecto, es una nota desacorde en el compás de esta vida poblana. De esta vida donde el sentido común es un buen borriquillo de carga que camina por las calles.  Y un libro de versos, un pájaro cantor que se ha escapado de una jaula burguesa y que dan deseos de perseguir a pedradas.
Gustavo Alvial es en el decurso de nuestra existencia agitada solamente por la ambición de acumular mucho dinero, de una existencia objetivista en que se vive mucho para afuera, es un alma  que se recoge en sí misma, cierra las ventanas de su morada íntima y enciende su luz interior.
Gran lector de todas las novedades literarias del mundo, su biblioteca está siempre al día, allí la araña del abandono no alcanza a tejer su tela, ni la abulia del tiempo deja su residuo de polvo gris, ni la indiferencia su polilla.
La incesante curiosidad intelectual de este poeta es como un ventilador y un plumero, en constante actividad, dentro de ese pequeño reducto íntimo donde él va atesorando los frutos del cerebro universal. 
Y en él tiene su fuente de cultura donde abreva perseverantemente. Esto explica su charla, en que fluye un conocimiento seguro de escuelas literarias.



Pero esta clase de charla, Gustavo Alvial no la prodiga y tal precaución le vale la tranquilidad de que muchos lo crean "uno de tantos".
Nuestro poeta saca a relucir su charla erudita solo en conversaciones ocasionales, con gente de letra o de artes, como una prenda dominical, como su pantalón de fantasía  y sus zapatos de charol, que usa cuando ha dejado cerrados por un día o dos, sus libros llenos de cifras salitreras y enfundadas su "Underwood" y su calculadora.
Y ni las máquinas, que ya lo conocen  los diez años que trabaja  con ellas en su empleo comercial, saben que Gustavo Alvial escribe versos. Ellas saben solamente que este mozo moreno, alto, nervioso, de mirada negra y frente despejada, que viste siempre de oscuro, es un empleado correcto, cumplidor de sus deberes, que se llama Luis Rojas Olivares.
Ni sus máquinas, ni sus jefes británicos-otras especies de máquinas en su trabajo-lo conocen como poeta. A este propósito conocemos una divertida anécdota.
Gustavo Alvial tenía un ayudante, y el ayudante le dio por componer algunos versos.
Un día, el Subgerente lo sorprendió pasando en limpio una estrofas y le refirió a Alvial, como jefe de aquél, en lo que perdía el tiempo el ayudante a quien ellos le pagaban para servir sólo a la Casa, no a las musas.
Gustavo Alvial, muy serio, consintió con su superior, en que eso era en realidad, una malversasión del tiempo y comentó con un gesto de inflexible burócrata: "¡Qué lástima!".



Nuestro poeta ha publicado varios libros, todos de versos. Este de ahora creo que es el cuarto. Y anuncia varios otros más, entre esos, "Norte", con ruidos de máquinas y humos de fábricas con esperanzas y dolores de esta zona industrial.
Sus anteriores obras merecieron palabras amables y reconfortantes de los jóvenes poetas santiaguinos: Carlos Préndez Saldías, Pablo Neruda, óscar Lanas, etc., mas, no así de los críticos de los diarios y revistas de la Capital.
Pero Alvial le da un valor relativísimo a esto último.
También en Antofagasta, "Sinfonía de los Jardines", su penúltimo libro (1925), obtuvo amplias palabras de belleza y de aliento de unos cuantos de esos hombres raros que aquí saben escribir: 
Antonio Pinto Durán, Carlos Roberto González (Gonzalo Medina), Mario Bonatt, Rafael Coronel.
Él, sincero consigo mismo, sabe que todavía no está en sazón intelectual para hacer una obra íntegramente armónica, pero está convencido de que en varios poemas ha encerrado pura, o una emoción, o un pensamiento, o un rasgo del ambiente suyo, o una sensación original.
Nosotros también lo creemos. En este libro último, encuentro esos aciertos. Así en "Lluvia", cuando dice:

Esta tarde la lluvia
ha puesto sus tipewriters en los techados
y como en un concurso de dactilografía, 
tipean y tipean los dedos de la lluvia.


Y en “Sol”:

El sol,

con suavidad de aya, entró a su pieza

y a ella,

manchita rubia entre las sábanas,

levantóle las persianas de sus pestañas de oro

e iluminó sus lamparitas verdes.

 

Con un haz de gavillas en la diestra,

Corrió perros de sombras rezagados,

Apagó las linternas de los gatos

Y puso mil espejos en sitios estratégicos.

 

Después,

En sus patines de oro,

Rodó por la ciudad canalizada.

 

Hay en estos poemitas, ingenio, gracia intencionada, sonido, color. Yo creo que pueden figurar al lado de cualquiera de esas miniaturas literarias, de corte novísimo, que pertenecen a nombres consagrados.

Este escritor ha hecho suyas las palabras del gran Juan Ramón Jiménez: “Ser breve, en arte, es suprema moralidad”. En su obra es característica esa brevedad, esa su tendencia a la síntesis; pero 


pero no a esa síntesis que es una infusa homeopatía. La pluma de Alvial, para mí, no se entinta hasta perder completamente su luminosidad acerada. Siempre fulge, siempre brilla en una claridad, que es, al mismo tiempo, sencillez.

Estoy persuadido que, con este libro, Gustavo Alvial, se colocará en lugar preferente entre los poetas de la actual generación.

                                                                            Santiago la Rosa L.


Esta transcripción, CONTINUARÁ.

Transcripción textual de un ejemplar original (Archivo Familiar) por Luis Gavilán Rojas (nieto)
Fono whatsapp de contacto: +569 6498 7060

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domingo, 29 de enero de 2023

Mes de enero para recordar a seres amados



Luis Rojas (Gustavo Alvial) y su esposa Thala Cortés Álvarez

27 de enero 2023
En estos días de enero se conjugan sentimientos familiares en recuerdo de seres amados que ya no están aquí y a quienes les prodigamos amor, respeto, admiración y gratitud.
Thala Evelina Rojas Cortés (1933-2017)

En primer lugar, el recuerdo de mi madre, THALA EVELINA ROJAS CORTÉS, Profesora de Historia y Geografía, quien partió un 7 de enero del 2017.

En segundo lugar, conmemoramos el día en que nuestro abuelo materno, LUIS ROJAS OLIVARES, falleciera a los 81 años, el 24 de enero de 1977.

Luis Rojas Olivares (1920)
en portada de su libro "Las voces en la sombra" 

Thala Cortés Álvarez en su juventud
Retrato Thala María
Pero además recordamos el natalicio de su esposa, nuestra abuela THALA MARÍA CORTÉS ÁLVAREZ, nacida en Antofagasta un 27 de enero de 1913. (a confirmar) (Falleció el 30 de mayo de 1985)
Los gratos recuerdos me llevan a las vacaciones veraniegas de la infancia en que visitábamos al abuelo Luis, a abuelita Thala y tías en su casa de Quinta Normal, en Santiago.

Biblioteca de Luis Rojas Olivares a 1977.

La voluminosa biblioteca del abuelo era parte inevitable de esa visita, donde se reunían obras que, como escritor de poesía había sumado texto tras texto de diversos autores y amigos literatos, bajo el seudónimo literario de GUSTAVO ALVIAL.
Pero, como niños, nos atraían también, colecciones de viejos discos reproducidos en el tocadiscos familiar. Comparto con ustedes algunas fotografías del abuelo Luis y abuelita Thala, padres de mi querida mamá, por muchos, conocida, Thala Evelina Rojas Cortés, que como dije, nos dejó el 7 de enero de 2017.
Cada uno se realizó en distintos ámbitos y con bellas obras de vida y valores personales para recordar y agradecer.
Les recordamos con amor, admiración y gratitud, en este mes de enero que ya se va.


Luis Antonio Rojas y Thala María Cortés en paseo junto al mar en sus años mozos.

Thala María - Luis Antonio

Thala Cortés Álvarez


Luis Rojas Olivares en sus últimos años de vida. En su biblioteca personal.



Redacción: Luis Gavilán Rojas (+569 6498 7060)
IMÁGENES: Archivos familiares.
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jueves, 26 de enero de 2023

Invitación a conocer la obra del poeta Gustavo Alvial, al cumplirse 46 años de su partida (24 de enero 1977)

Gustavo Alvial - Retrato en Sinfonía de los Jardines (1922)

24 de enero 2023.- 

A pocas semanas, de declararse la ley de impuesto al libro, en noviembre de 1977, el día 24 de ese mes, fallece en Santiago, Luis Rojas Olivares, de profesión Contador Auditor, a la edad de 81 años y 2 meses, quien en sus años floridos escribiera versos modernistas con el seudónimo de Gustavo Alvial, publicando obras en Antofagasta, aunque su ciudad de origen fue La Serena. Décadas después, con una familia conformada, se ubicó definitivamente en Quinta Normal, Santiago.

Colaboración en imágenes para este comentario de Paulina de los Ángeles Rojas Rojas, nieta del poeta.


Si primer libro, "Las voces en la sombra" había sido publicado en la ciudad nortina de Antofagasta, en 1920 (122 años ya…) Un título posromántico que nos evoca las Leyendas del otrora Gustavo (Adolfo Becquer, español) que acertadamente respondió a la trascendental pregunta de “¿Qué es Poesía?”, con el halago que toda amada esperaría. Pero volvamos con nuestro Gustavo criollo, que en su obra prima diera inicio a sus escritos con versos como:

“El sol que se desmaya

silencioso en el piélago ambarino;

el rumor de las olas en la playa

y el cantar de algún pájaro marino.”

(Las voces en la sombra, Antofagasta, 1920) 

Una plácida imagen marina para dar inicio a una sugerente lectura y con el paso de aquellos años, a una serie de publicaciones como:

1920: Las voces en la sombra (Antofagasta, Imprenta Chile)

1922: Sinfonía de los jardines (Antofagasta, Imprenta Barcelona)

1926: Olalaí y sus películas (Antofagasta, Imprenta Barcelona)

1931: Puerto del norte (inédito)

Todas estas obras están en pleno cumplimiento de su ciclo de cien años, por lo cual es valioso que especialistas, investigadores y simples lectores profundicen en sus creaciones, versos y relatos anclados en esa década creativa del vate Gustavo Alvial.


Veamos un fragmento de su segundo libro, “Sinfonía de los Jardines” (1922), ya compartido en publicaciones anteriores:

"Abro mi corazón de par en par

y leo en él sin inquietud ninguna:

¡Cuánto optimismo! ¡Cuánto confiar

en la gloria, el amor y la fortuna!"

Un entusiasta y optimista declaración juvenil con la expectativa propia de las jóvenes generaciones idealistas de inicios de la Centuria de la modernidad.

Y, como dice respecto de “Sinfonía de los Jardines” el crítico Antonio Pinto Durán, “eso es lo que aparece en “Las Sinfonías de los Jardines”: un espíritu selecto, raro, que acaso no concibe o acepta la vida, sino ennoblecida por la contemplación de la belleza que, para escapar al prosaísmo de la realidad, se esfuerza por velarla del arte, de ensueño, de quimera, de ideal.” (http://poetagustavoalvial.blogspot.com/2022/01/sinfonias-de-los-jardines-analizado-por.html )

Todo un privilegio también es el comentario que el destacado crítico del Siglo XX, Alone, señalara de este texto de Alvial: “se experimenta con la lectura una especie de agrado, como un reposo en un alto del camino.”

https://poetagustavoalvial.blogspot.com/2022/01/a-45-anos-del-deceso-de-gustavo-alvial.html


De “Olalaí y sus películas” (1926)

Andrés Sabella en su momento, presentó el libro “Poetas de Antofagasta” /1988 de Carlos Olivarez, antología en la cual se destaca a 46 vates del norte, entre los cuales está Gustavo Alvial, del cual expresa: “… estremeció las cifras salitreras de 1925 con sus estrofas de vanguardia tan personales de “Olalaí y sus películas”.

 (http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/colecciones/BND/00/RC/RC0002720.pdf )

Respecto de la misma composición, escribió Jacobo Danke: “Salta su apasionamiento, que yo conceptúo algo ineficaz aún, sin que ello quiera anotar falta de provisión sensible. No. Al contrario, me satisface su entusiasmo y creo en la madurez que en él se está operando como poeta, como manejador del verso.” (En Revista GONG dirigida por Oreste Plath, N° 3, nov. 1929)

https://www.bibliotecanacional.gob.cl/sites/www.bibliotecanacional.gob.cl/files/2022-08/GONG3_0.pdf

COMPLIDO UN NUEVO ANIVERSARIO DEL VATE, VALORAMOS EN NUESTRA CALIDAD DE SUS FAMILIARES,  SU LABOR POÉTICA CREATIVA, LOS BUENOS COMENTARIOS DE ESPECIALISTAS DE LA LITERATURA E INVITAMOS A LOS JÓVENES E INQUIETOS LECTORES A BUSCAR Y LEER ESCRITOS REFERIDOS A ÉL Y A RESCATAR SUS OBRAS DE LAS LIBRERÍAS DE TEXTOS DE PRETÉRITAS ÉPOCAS Y DARLA A CONOCER EN ESTE PERÍODO DE POSPANDEMIA QUE NO DEJA DE SER UN MOMENTO PARA LA BUENA LECTURA Y DE RESCATE DE OPTIMISTAS Y ESPERANZADORAS INSPIRACIONES DE ANTAÑO.

Luis Rojas Olivares, Gustavo Alvial (1895 - 1977)

ESCRITO POR LUIS GAVILÁN ROJAS - Nieto, Profesor de Lenguaje.
COMENTARIOS O CONSULTAS: +569 6498 7060 
24 de enero, 2023, Chillán, Ñuble - CHILE.

Correo electrónico de contacto poetagustavoalvial@gmail.com y luis.gavilanrojas@gmail.com

martes, 1 de febrero de 2022

Sinfonía de los Jardines. Un extenso análisis de la obra por parte de Rafael Coronel G.

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SINFONÍA DE LOS JARDINES

Por Rafael Coronel G.

Antofagasta, primer domingo de abril (año ¿?)

En Antofagasta se ha publicado este libro y el poeta es de La Serena. Cada poema es bello, original; tiene algunos versos y estrofas completas en que ya se siente una garra de artista inconfundible; cada poema puede ponerse en una antolojía al lado de cualquiera de los artistas de Chile.

Las dádivas más hermosas – Lo bello es inútil – Los jardines de Antofagasta – El jentil regalo de las flores – Puntos de contacto entre un Alcalde y un poeta – La dádiva lírica de Gustavo Alvial - ¿Un loco despilfarro de mil pesos?

El joven poeta Gustavo Alvial en la edición de Sinfonías de los Jardines

Un canario melancólico que en las teclas de un piano vecino canta en la tarde de domingo, me obliga a hablar de un libro publicado hace no mucho en Antofagasta y al que se ha atacado con la displicencia y la hostilidad con que, con frecuencia, algunos escritores de la capital y ya con nombre, reciben a los de provincias y a los que llegan, a los nuevos.

Ese canario que suena a media cuadra de esta redacción, me indica que hay almas para quienes tienen un sentido la poesía, la música. ¿Por qué no hablar para ellas de cosas que les interesan?

¿Cuál es la dádiva más hermosa?, empiezo por preguntarme. La desinteresada.

Antofagasta sabe de esas dádivas.

Portada de Sinfonías de los Jardines

Un pueblo que artificialmente ha levantado sobre su suelo rocoso hermosos jardines, en los que se alborotan rondas de niños, centenares de cabecitas doradas y negras, es porque siente como una necesidad la presencia de las flores.

Los jardines ¿no son belleza, color, perfume?

Las mañanas radiantes, las tardes tristes, frías y desoladas; las noches en que llueve a chorros la luna sobre los caminos, sobre los bancos y sobre el follaje:

saben cómo viven en los jardines los niños, las personas desengañadas, los que viven un maravilloso instante de ilusión.

Esos jardines no han existido por sí mismos. Han sido creados por la mano del hombre, por una intelijencia desinteresada, por un corazón.

El sentir disperso en todos se concretó en una persona y ella asoció su nombre a tan bella obra.

Ejemplar de la obra - Archivo familiar

Era el anhelo colectivo, vagamente experimentado y casi no expresado, que, para ser realizado, necesitó de un hombre que diera oído a esas voces, que las concretara.

Se hicieron los jardines y se hizo la dádiva de ellos a los niños, a los enamorados, a los que quieren olvidar por momentos sus burdos y matadores trabajos en que se lucha por el vestido, por la comida y por la vivienda.

Esa jenerosa y jentil dádiva no ha terminado ahí. ¿No sabemos acaso que, gratuitamente, hasta donde lo permite la conservación de los jardines se dan ramos semanales de flores a las familias?

He ahí la dádiva del pan de belleza y de perfume.

En una ciudad así, ¿Cómo no creer en que no solo están latentes, sino que actúan y viven con intensidad esas aspiraciones desinteresadas, en que desaparece la lucha y en que los corazones se emocionan y sueñan en una cordial fraternidad?

Al hablar de poesía, no hay, pues, que temer que la voz suene en el vacío. Habrá muchos espíritus aptos para recibir esa dádiva de belleza.

Con esa confianza, sin recelo, acerquemos por un instante al Alcalde de los jardines, aquel por el cual las casas tienen ramos de flores todas las semanas, a un poeta que ha percibido también voces que llaman a todas las almas y que él las ha dado forma en un libro, que es su dádiva: dádiva lírica, dádiva desinteresada.

Regionalista.cl
Mil pesos o más ha invertido este poeta para editar cien ejemplares.

¿Quién va a comprar un libro de versos por 10 pesos? Está muy cara la vida. Nadie. Además, se trata de un desconocido. ¿No habrá publicado talvez por vanidad? ¿Y vamos a darle en el gusto? ¿Fomentar su egolatría? Qué ¡esperanza! ¿Y qué de valor puede decirnos?

En todo esto ha reparado el artista y con la debida anticipación no ha pensado en recuperar su dinero. Cien ejemplares son pocos y en el reparto dentro y fuera del país, hay para que estén casi agotados.

Así, pues, la edición, como las flores de los jardines de Antofagasta, no se ha hecho con un fin comercial.

Un despilfarro loco … Mil pesos que se botan a la calle. ¡Mil pesos! Mil pesos que se invierten en una cosa inútil … ¿inútil? ¿Cómo es eso? ¿Lo bello, lo desinteresado, puede llamarse inútil?

En ningún caso. El poeta, en definitiva, ha creado su obra, la ha publicado, sin esperar – al igual que los jardines - elojio alguno, ni menos ganancia, por pequeña que sea.

¡Es la dádiva! Ha cumplido con esa ansia de todos los que sienten algo noble, digno de ser ofrecido, dentro de sí y que lo entregan - tal vez imperfecto, tal vez sin aprisionar toda la angustia de belleza que palpitó en la jestación de los poemas – a las almas de los demás.

 Leyendo con detención, con sensibilidad y valorando estéticamente el libro “Sinfonía de los Jardines” hay que anotar desde luego el prólogo original - en forma de diálogo – por Mario Bonatt. No deja de ser interesante este prólogo, porque el que analiza – el yo – se adjetiva intencionalmente un vulgar.

Archivo familiar

Paradójicamente, el espíritu de Bonatt no revela a un vulgar. Sino a un espíritu que puede clasificarse como esclavo de del estilo, como un parnasiano de la prosa.

No obstante, el prólogo – por corresponder a un yo, un vulgar – no desenvuelve como Gautier en “Las Flores del Mal” – lo más valioso, lo más personal de la poesía de Gustavo Alvial. Y es una lástima, porque Mario Bonatt estuvo en la posibilidad de hacerlo.

Estimo que el prólogo tiene ese fin; es un puente sutil entre el lector corriente – culto, con sensibilidad – y el poeta, en aquellos puntos de su obra en que es más inaccesible, en que debe ser enfocado con más detención.

Analizado severamente, como no puede menos de hacerse, al tratarse del libro de un verdadero artista – y no de un aficionado, de un extraño a estos ritos de desnudez espiritual – hay que reconocer en cuanto a estilo algunos descuidos de forma.

En cuanto a la médula de la obra, talvez no hay aún formada una poderosa personalidad a pesar de saber que existen personalidades multifásicas. Alvial está en ese período en que el espíritu se derrama por todos los caminos o sigue como una llama sin fijeza alguna.

Esta informa o de la más moderna poesía y aunque conscientemente no se subordina a tal o cual factura estética, no ha adquirido aún ese estilo personal, inconfundible, con el cual se está lejos de todo, aunque todos influyen de manera fatal en el artista.

Como obra de arte personal, no debe, pues, todavía considerarse este libro. Hay en él, sí, inquietud espiritual, hay sensibilidad, hay originalidad aislada, lo que es mucho ya.

Ampliemos un tanto, por ser necesario. Cada poema es bello, original; tiene algunos versos y estrofas completas en que ya se siente una garra de artista inconfundible; cada poema puede ponerse en una antolojía al lado de cualquiera de los artistas de Chile; sin embargo, del libro, en conjunto, no se levanta, definida e inconfundible, una personalidad.

Pero la inquietud, la sensibilidad, la orijinalidad aislada que he señalado, son factores importantísimos; y por esto el libro es bello, tiene un estilo cuidadoso y cada poema nos lleva por un derrotero, ya fantástico o sentimental.

En Antofagasta se ha publicado este libro y el poeta es de La Serena. De allí es también Gabriela Mistral; no obstante y como debía serlos, sus voces son distintas.

La cultura artística de Alvial es absolutamente europea. Sus autores preferidos, claramente se percibe que son Francis Jammes y Azorín y Baroja, para sentir los pueblos.

RAFAEL CORONEL G.

Antofagasta, primer domingo de abril.

Archivo familiar

Archivo familiar

Trasncripción y recopilación de imágenes: Luis Gavilán Rojas
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jueves, 27 de enero de 2022

"Sinfonías de los Jardines", analizado por el crítico Antonio Pinto Durán

Gustavo Alvial - Retrato (Archivo familiar)

A través de las formas raras de la poesía ultra-modernista como a través de las formas consagradas de la poesía tradicional, se logra descubrir a los espíritus de selección. Son inconfundibles.

Por Antonio Pinto Durán - Abogado y político (sin fecha de publicación)

En estas horas, en que la delicada situación del país suscita tantas inquietudes y apasionamientos, ha venido a ofrecer, en nuestro ambiente antofagastino, a la inteligencia y al corazón las elevadas distracciones de las letras un joven cuyo nombre no había sonado en nuestros modernos círculos literarios. Gustavo Alvial.

¿Quién es Gustavo Alvial? Fue la pregunta que involuntariamente nos hicimos al recibir un libro de poesías de forma rara coleccionadas con el nombre sugerente de “SINFONÍAS DE LOS JARDINES”. Nos acordamos enseguida de los jardines de Academo, pero al hojear el libro, nos impusimos de que el poeta no viene de tan lejos: viene de los jardines de La Serena, ciudad de poetas y de flores.

Por su corte raro, las poesías de Alvial traspasan talvez los moldes modernistas y acaso se acercan al Dadaísmo: novísima escuela en la cual pontifica en París nuestro paisano Vicente Huidobro.

Por esa misma forma rara de las poesías, se las creería producto de una técnica refinada, de un cerebralismo puro, extraño a las espontaneidades del sentimiento y la emoción.

Y bien: ¿Cómo en edad temprana y sin haber vivido en el medio refinado de civilizaciones milenarias se ha producido en nuestro poeta esa saturación de las formas raras de un arte cuasi futurista? Acaso por la lectura constante de las producciones ultra refinadas de los cenáculos dadaístas que tienen sus maestros, sus sacerdotes y hasta sus hierofantes en París? ¿Acaso esas formas ultra-refinadas son tan espontáneas y naturales en nuestro poeta, como es natural y espontáneo el lenguaje prosaico en los espíritus pedestres?

Cuestiones son esas que no podríamos resolver por falta de conocimiento suficiente de la personalidad del poeta. Pero, a través de las formas raras de la poesía ultra-modernista como a través de las formas consagradas de la poesía tradicional, se logra descubrir a los espíritus de selección. Son inconfundibles. Y eso es lo que aparece en “Las Sinfonías de los Jardines”: un espíritu selecto, raro, que acaso no concibe o acepta la vida, sino ennoblecida por la contemplación de la belleza que, para escapar al prosaísmo de la realidad, se esfuerza por velarla del arte, de ensueño, de quimera, de ideal.

Antonio Pinto Durán

Recorte de prensa (Archivo familiar)
Transcrito por Luis Gavilán Rojas
Comentarios al WhatsApp +56 9 64987060


Antonio Pinto Durán
Biografía de Antonio Pinto Durán:
Correo electrónico de contacto poetagustavoalvial@gmail.com y luis.gavilanrojas@gmail.com

martes, 25 de enero de 2022

A 45 años del deceso del poeta Gustavo Alvial, recordamos su obra hoy centenaria, "SINFONÍAS DE LOS JARDINES" (1922-2022) y comentario del crítico literario Alone

https://issuu.com/corporacionproantofagasta/docs/libro-2019-maqueta_0-pah-la-foto1b 

24 de enero 2022.-
Ha pasado un nuevo año en que conmemoramos, como familia y como lectores, el fallecimiento del poeta de inicios del siglo XX, GUSTAVO ALVIAL, seudónimo de Luis Rojas Olivares. El 2020 se cumplieron 100 años de la primera publicación del vate, a saber, "Las voces en la sombra".
Recordemos unos versos de dicha obra, motivadoras por cierto:

"Abro mi corazón de par en par 

y leo en él sin inquietud ninguna: 

¡Cuánto optimismo! ¡Cuánto confiar 

en la gloria, el amor y la fortuna!"

Optimistas palabras que nos vienen muy bien en el inicio de un nuevo año, siempre en pandemia y con la amenaza presente de una nueva variante del virus Covid-19, Ómicron.

Retrato de Gustavo Alvial en la edición de "Sinfonías de los Jardines" (1922)

Nos enfocaremos, en esta ocasión, en otra obra del escritor aquí destacado, publicada también hace precisamente 100 años, en 1922:

SINFONÍAS DE LOS JARDINES



La obra ve la luz en Antofagasta, en Imprenta y Librería Barcelona.

Sobre ella, el crítico Andrés Sabella dice: 

"Es un libro transparente, sin una raíz enérgica. Claro-obscuro sentimental." (Artículo Salitre y Poesía, 24 de enero (o febrero) de 1940 en Mirador Literario)

El texto comienza con un Frívolo coloquio sobre el Poeta que escribió este libro:

"Marta: Ojos de menta, labios de sangre;

Flexible como un ditirambo,

rítmico como unos

versos clásicos."

El índice de la obra nos da cuenta de los poemas que conforman esta obra:


Al final, podemos constatar la cronología de publicaciones del autor: "Voces en la Sombra" (1920) y la presente "Sinfonías de los Jardines" (1922)
Además, observamos la secuencia de obras a publicar posteriormente y en preparación:
"Rincón del agua" (Poemas. 1923-1924)
"La Serena Artística y Sentimental" (Acotaciones)
En preparación: "Iluminaciones" (Poemas)


Ilustración página interior con firma de Cayetano Gutiérrez Valencia, Zaide.

*Ejemplar de la obra facilitado por nieta del poeta, Paulina Rojas

RESPECTO DE LA OBRA, VEAMOS QUÉ NOS DICE EL CÉLEBRE CRÍTICO LITERARIO ALONE (Hernán Díaz Arrieta):

“Sinfonías de los Jardines”, Poesías de Gustavo Alvial

Por Alone

Una bella portada al agua fuerte, vaga fuente abandonada entre árboles secos, papel opaco, recio, rico, impresión admirablemente limpia, cada página en su marco de líneas rectas y puras; no habíamos visto hasta ahora volumen mejor presentado con pie de imprenta nacional. Es una obra maestra de tipografía de buen gusto. Hemos tenido que mirar una y otra vez la indicación: “Editado en la Librería e Imprenta Barcelona de Antofagasta”. ¡Antofagasta, la ciudad del salitre! Leipzig la envidiaría, esta golosina de bibliófilos.

Dentro del libro, la Poesía de Gustavo Alvial hace el efecto que en los catálogos de importadores de papel las muestras de escritura con indicaciones de cualquier cosa. Parece un simple pretexto para lucir el lujo material. Cierto sentimentalismo becqueriano, muchas notas de color y de dibujo, canciones ligeras, sin nada adentro, ausencia de buenas y malas condiciones artísticas, ni audacia ni timidez, tan completa falta de relieve que, a la larga, se experimenta con la lectura una especie de agrado, como un reposo en un alto del camino. ALONE.


*Recorte de prensa del archivo bibliográfico familiar.

Seguiremos compartiendo antecedentes e imágenes valiosas del quehacer literario de Gustavo Alvial, Luis Rojas Olivares. 

¡MUCHAS GRACIAS, ESTIMADAS Y ESTIMADOS LECTORES!
Luis Gavilán Rojas. (Comentarios a WhatsApp +56 9 64987060)
Correo electrónico de contacto poetagustavoalvial@gmail.com y luis.gavilanrojas@gmail.com

viernes, 29 de enero de 2021

Un nuevo año, a 44 de la partida del poeta, en tiempos de pandemia

La mesa familiar Rojas - Cortés. Gustavo Alvial, su esposa e hijas (Foto años '60)


Finalizó el año 2020, el inicio de la pandemia de Covid-19. Hubiéramos querido realizar un homenaje público o familiar con motivo de los 100 años de la creación poética de Gustavo Alvial con la publicación de su primera obra Las Voces en la Sombra, obra impresa en Imprenta Chile de Antofagasta.
Mientras que nosotros nos manteníamos en nuestras casas, resguardándonos del contagio viral, el escritor nacional Luis Sepúlveda (Un viejo que leía novelas de amor, Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, Patagonia express: apuntes de viaje) quedó atrapado en España, tras asistir a un encuentro de escritores en Lisboa (Festival Literario Correntes d’Escritas, en Póvoa de Varzim)  y fue allí, en la tierra de Cervantes donde se lo llevó la muerte en abril, el mes de las obras literarias.

Nuestro Gustavo Alvial (Luis Rojas Olivares) nos dejó un 24 de enero de 1977. Recién comenzaba un año con muchos sucesos relevantes en Chile. Por ejemplo, el 1° de enero comenzó a regir el impuesto a los libros; el 7 de ese mes, en Calama se funda el Club de Deportes Cobreloa (tierras nortinas) y el 28 de ese mes, el gobierno militar clausura Radio Balmaceda.

Ya se cumplieron 44 años del fallecimiento de este hombre, Contador, intelectual y literato, el 24 de enero de este nuevo año  2021. Siempre le podremos recordar con un sentido renovador, tras habernos dejado anciano y tranquilo a la partida de un año que siempre produce expectativas de lo que se vendrá.

En este año 2021 anhelamos no sólo en Chile, sino en todo el orbe, poder superar la actual pandemia y que el mundo entero pueda volverse a abrazar y así las familias, los amigos y amigas, poder entrar nuevamente a los teatros, a los cines a las pistas de baile, a los conciertos de todos los estilos, en fin, un reencuentro de la Humanidad, seguramente más cerca de Dios, más humildes, más fraternos, más creativos, más solidarios.

Los que también han partido por la senda que lleva al Más Allá y que asimismo forman parte de la familia y herencia de Gustavo Alvial (Thala Evelina (2017) y Mireya (2019), hijas; Audito (2017), su yerno; Victoria (2020), nieta), nos confirman que en el devenir del tiempo, las obras que realizamos y dejamos para la posteridad, serán contempladas por otros y otras, redescubiertas y disfrutadas, para el goce del espíritu y aprendizaje de nuestras almas, para ser más puros, más íntegros y cercanos al Creador.

Comparto algunas fotografías del álbum familiar Rojas - Cortés.

 Imagen Biblioteca

Imagen Biblioteca

Antejardin de la antigua casa en Victorino Laynez, Quinta Normal

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